Estaba haciendo el gongyo la otra mañana que estuve en el parque, cuando la “Mona que no es lisa” (personaje bizarro del parque), dice dirigiéndose a mí: -Vos sos sol?- Me la quede mirando como si fuera un personaje de Evangelion, no me atreví a responder. Fue una situación bastante extraña. Jamás he hablado, ni deseo hablar con ese tipo de gente. A los pocos segundos me di cuenta que no era mi a quien le hablaba, aunque parecía apuntar en mi dirección. En realidad, le hablaba a la ballena que estaba viniendo detrás, que justamente se llama Soledad. La pregunta venia porque la Mona no sabia si era ella o su hermana melliza. Contado así, parece más bizarro de lo que es. Pero eso no es todo. En los últimos tres días, tuve unos sueños muy truculentos y me encuentro en una convulsión emocional que no me deja tranquilo. El duelo es ya algo que se me clava como una espina, motiva mis sueños y me ataca en forma melancólica cuando bajo las revoluciones. Pero es la disyuntiva lo que me esta matando. Una de ellas es casi todas las posibilidades, es una incógnita y pinta para bien. La otra, ya es algo muy conocido, muy complicada y problemática, es casi ninguna posibilidad, pero es la que me ha movilizado mi interior. Que hacer? Esa es la cuestión. Me pregunto que opinaría Hamlet al respecto de esto. Una cosa ha llevado a la otra.
Han entrado en la dimensión desconocida de Ichinén...
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