noviembre 10, 2008

Al servicio de que comunidad?

Hace ya un tiempo, viví un episodio que prometí comentar en detalle. La última vez que Samanta vino de 9 de Julio, la fui a buscar a Retiro. Nos tomamos el 5 y bajamos en Caballito para comer algo. De ahí, nos tomamos un taxi. A tres cuadras de casa, un loco con una Kia Jeep frena delante nuestro. El tachero lo esquiva y sigue. Cuando el otro se pone a la par, le dice si esta loco, como le va a frenar así. Y si, evidentemente estaba loco. El chabon resacado, lo desafía a pelear, dentro del vehiculo se saca un buzo como ya para bajarse e irse a las manos. El chofer era un hombre grande, no tenia pinta de pendenciero. Así que le dijo que respetara al pasajero y siguió camino. El tipo amago a tirarle la camioneta encima. A esta altura, yo lo quería matar. El idiota estaba como sacado, solo porque el taxista le había hecho luces altas. No tenía sentido el estar caliente por algo así. Ni que me dijeras que le rozó la camioneta o casi. No, el tipo lo insultaba porque le había puesto luces altas. No nos bajamos en casa, si no que nos fuimos a la comisaría 27, a pocas cuadras de mi hogar. Al llegar no había ni un poli en la puerta, viendo que no aparecía nadie y el tipo se bajaba y le golpeaba el vidrio al conductor me decidí a meterme en la comisaría. En eso sale un cabo vestido de Tricota, que proviene de las cotas de malla de la edad media. Luego me entere, era un administrativo. Y ese cana boludo tenía tantas ganas de laburar como yo de comer zapallo con chocolate.
-Me están siguiendo.-le digo.
-Quien te sigue?-me responde con una cara de dormido terrible.
Le indico quien y se acerca a la calle, pero sin cruzar hasta los coches. El chofer se baja, ya sintiéndose seguro. El loco también se acerca al rati, le da la mano y todo queda en que no paso nada. Cuando lo miro bien al tarado ese, tenía una pinta de estar zarpado en efedrina o cocaína que rajaba la tierra. Yo no entiendo aun como el cana no se dio cuenta también. La cara roja, respirando agitadamente sin estar así. El tipo se fue y el cana me decía:
-Que querés que lo arreste?-como si eso fuera algo ilógico.
Me fui, mientras otro agente salía a ver que pasaba. Ya no tenia ganas de más nada. Ni para explicar de nuevo, algo que igualmente era inútil. Me fui con una calentura terrible. El taxista apenas me cobro cinco pesos como para zafar la nafta. Fue lo único bueno de esa experiencia tan intensa. Y eso me llevaría a un tema muy largo sobre la inseguridad, la falta de protección y el desgano ineficiente de esta mafia institucionalizada, que no tengo ganas de discutir ahora. Llegue a casa despotricando pestes de estos inútiles, aunque unos pocos dan su vida por la gente, estamos rodeados por estos idiotas que no tienen ganas de hacer nada. Lamentable esto. Después que me vengan a hablar de la gente que se toma la justicia por mano propia.
Han entrado en la dimensión desconocida de Ichinén...

noviembre 05, 2008

Hay que estar atento!

Una cortita antes de postear una historia anterior que es mucho más larga. No quería dejarla pasar. El otro día, me compraron la conspiración de los alquimistas por Mercado Libre. Me llamó enseguida y luego vi el mail. Cuando hablamos por teléfono, la chica me comentó que ella trabajaba en la plaza Primera Junta. Cuando miro el mail de la venta, averigüé el nombre pero estaba distraído y no me percaté. Paso al rato y ahí es donde me di cuenta de la coincidencia. La tal Mariela, yo la conocía de hace años, que había trabajado en el parque Rivadavia. Ahora estaba en Primera Junta, y pese a que yo sabia, no me había dado cuenta. Nos reímos del coincidente encuentro y quedamos para otra ocasión, de intercambiar ventas o libros. Debo estar atento, estamos en días extraños, y la dimensión desconocida te agarra por donde nunca esperas.
Han entrado en la dimensión desconocida de Ichinén....