El miercoles en la Biel, light and building se suscitaron varios encuentros. Agradables por lo que puedo decir. Me crucé con Ezequiel M., luego Sebastián T. que venía a filmar para el programa que dirige en Dimar. Laburar en la Biel estuvo más copado que en otras convenciones o eventos similares que he ido. Aunque parecía un día extraño, no pasó de lo anecdótico.
El día jueves fue de esos extraños como hace rato no había. En el civil donde se casaba Miguel, me encontré con Graciela, la señora que vende las bolsas para envolver los libros. Vi pasar a Christian, un compañero budista pero no llegué a saludarlo de tan apurado que lo vi pasar. Ni daba tampoco, yo estaba buscando encontrar al camarografo para tomar las imagenes del civil. A Miguel lo casó la misma jueza que a mi hermana y en la misma sala. Yendo a editar con José Luis, ya que estaba oficiando de reemplazo para Miguel por su casamiento, me vuelvo a cruzar con Graciela, pero saliendo de la estación Primera Junta.
El viernes fue el punto más crucial, no pasó mucho aparte de rendir semiótica, pero con eso ya fue suficiente. Desde las 9 nos quemamos los cerebros con mis compañeros. Lo vi a Javi, ya que pasé por su negocio luego de pagar el alquiler, para pasar por la Biel a grabar copetes y de raje a clase de gráfica.
El sábado desperté de soñar con gente conocida como Mauricio, para luego recibir una llamada de él mismo, algo muy peculiar ya que jamás me ha llamado sin una buena razón. La tenía, Horacio había fallecido. Esta noticia no fue agradable para nada, si hay personas con las que tengo que ser agradecido él es una. Siempre voy a recordar cuando me decía que me metiera al control del estudio y fichara, para aprender. Siempre fue así, la gente que lo conoció lo confirma y reconfirma, siempre dispuesto a ayudar a los demás. Un grande que se fue.
Han entrado en la dimensión desconocida de Ichinén....
No hay comentarios.:
Publicar un comentario