El recital en Racing fue impresionante. Algunas lacras que no respetan nada, siempre quisieron arruinar la fiesta, que pena, que petes. El microfono de Till se cortó en un momento. La canción me sonaba raro y en eso veo a un chabón con protectores auditivos que hace que "no" con el dedo. Ahí me di cuenta que la voz no se oía. Que papelón! Solo acá podía suceder eso. Pero lo extraño verdaderamente, por lo cual tiene lugar este post aquí, fueron los encuentros. Gente conocida en un recital, mas conocidos o menos, no es raro. Pero, o conozco a muchos o esta dimensión está más desatada que nunca. En la fila, nos cruzamos a Chechu. Unos cuantos conocidos de Requiem, a través de fotolog y vi a Germán. un comiquero que crucé por última vez en el bar Dark. Lo llamé pero no se avivó. Lo dejé, despues de todo, no era algo crucial. En el campo, antes de empezar el recital y entre los tantos empujes y pisadas, me tocan el brazo. El que lo hizo era Guido, mi compañero de Comunicación uno, con quien estabamos haciendo el trabajo práctico de la materia un par de semanas antes. Luego, ya en el recital, me encontré con Patricio. Cuando terminó, otra vez con Chechu, con quien nos pusimos a comentar el evento musical. Volver de Avellaneda fue todo un triunfo. Un taxi nos cayó como regalado del cielo, cuando ya no sabiamos como cruzar el puente, o peor, que hacer una vez en La Boca.
Dias despues, seis exactamente, yendo por el centro a entregar un libro volví a cruzar a Germán. No se porque no lo saludé, quizás porque me parece que escuché cierta frase que me parece muy acertada. "El pasado es polvo." Y buscar fantasmas del pasado, sean positivos o no, no me da.
Han entrado en la dimensión desconocida de Ichinén....
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