Viajando el día domingo, en el 141, me encuentro con mi antiguo canillita del Seikyo. Ahora al estar en Villa Crespo, tengo una mujer como canillita. Charlando de esto y de aquello, me dejó un buen aliento en cuanto al estudio. Siempre estos encuentros agradables, me parecen un buen augurio, al revés cuando el cruce no es con una persona agradable o que me importe. Estos mismos pasan todos los días y no tendría nada como para este sitio. Pero volviendo a casa, en el mismo colectivo, estaba sentado leyendo y me saluda una voz que me hace levantar la vista del libro. Era Pablo, el camarógrafo que había grabado mi casamiento, además de que luego trabajamos juntos. Dos encuentros agradables, el mismo día, mismo colectivo y mismo baticanal... Ah, no, así no era.
Han entrado en la dimensión desconocida de Ichinén....